Capítulo 4
[…] es como si, en este preciso día del año, cuando vuelven los muertos a la vida (o por lo menos así lo informaron fuentes fidedignas en el autobús) en este día de visiones y milagros, por obra de algún destino adverso, nos fuera concedido vislumbrar por una hora lo que nunca ocurrió, lo que nunca podría ser, puesto que la fraternidad ha sido traicionada, la imagen de nuestra felicidad, de aquello que sería mejor pensar que nunca pudo ser.

Malcolm Lowry 


Y el hombre estaba dotado de conciencia para lamentarlo sólo en la medida en que pudiera cambiar el porvenir. Porque el hombre, cada hombre, parecía decirle Juan, al igual que México, debe luchar sin tregua por alcanzar las alturas. ¿Qué era la vida sino un combate y el paso por el mundo de un extraño? También la revolución ruge en la 'tierra caliente' del alma de cada hombre. No hay paz que deje de pagar pleno tributo al infierno...

Malcolm Lowry


—Allí está tu luna todavía —volvió a señalarla, fragmento arrancado a la noche por alguna tempestad cósmica.

Malcolm Lowry